
Apenas unas horas después de dar su primera rueda de prensa virtual, Diego Martínez volvía a aparecer en escena, aunque estuviera grabado, para atender a la RFAF. El objetivo era el de conocer el lado más íntimo del actual entrenador del Granada CF, desde sus inicios en el fútbol hasta hoy.
Diego recordó su paso por la cantera de su Celta de Vigo, para hacer las maletas con 18 años: «Me fui a San Fernando a hacer el TAFFAD y al mismo tiempo jugaba en el Balón de Cádiz, una especie de Cádiz C. Y el año siguiente estuve en el Portuense en Tercera División. Acabé mis estudios y mi sueño era hacer la licenciatura en Granada. Me dieron plaza en León y Granada, pero mi ilusión era hacerlo en Granada, no me preguntes por qué, porque nunca había pisado ni la provincia pero era una de las mejores facultades después de Madrid y Barcelona».
Su salto a los banquillos
Estudiando la carrera de INEF en Granada dio sus últimos coletazos como futbolista, compaginándolo con sus primeras andadas en los banquillos: «Sigo jugando en el Vandalia y el segundo año tengo una lesión en el Imperio de Albolote, y surgió la oportunidad de coger un cadete B. Me dieron la decencia de equivocarme mucho, pero con mis ideas. Es una etapa que me enganchó. Seguía jugando y entrenaba al cadete B y al siguiente año me decidí a entrenar porque era una oportunidad buenísima. Ahí saqué mis dos títulos de entrenador, nivel 1 y 2 mientras estaba con la licenciatura. Luego empiezo a entrenar al Arenas de Armilla en Tercera División y me saqué el nivel 3 en otra federación porque no salía en Andalucía».
Con apenas 25 años, siendo un chaval cogió las riendas de un equipo de Tercera División que a punto estuvo de meter en play off de ascenso: «Óscar Cano se fue al Baza y en la jornada 5 hubo un cese, yo era segundo entrenador. El director deportivo y el presidente no sé si eran unos visionarios o unos inconscientes y me dieron la oportunidad. Íbamos últimos y quedamos quintos. El portero de ese equipo y el jugador Raúl Espínola forman parte ahora de mi cuerpo técnico». Pese al gran resultado deportivo, Diego prefirió no continuar para sacarse la carrera, «me quedaban Estadística y Biomecánica» cuenta.
«La llamada de Monchi fue la más importante de mi vida deportiva»
Diego Martínez
Y en Navidad vuelve a los banquillos: «Me llamó el Motril en diciembre. Estuve esa mitad de año y el siguiente. Nos metimos en el play off de ascenso y nos eliminó La Nucía«. Estando en la Costa Tropical recibe la llamada de Monchi, al principio no se lo creía, «pensé que era una broma. Imagina para un entrenador joven de esas categorías. Monchi quería que formase parte del área de tecnificación, si Monchi no hubiera confiado en mí, probablemente no estaría como entrenador en Primera, esa llamada me cambió la vida». Un título con el juvenil, una Europa League como ayudante de Unai Emery y, un ascenso a Segunda con el Sevilla Atlético le bastaron para dar el salto a un histórico como Club Atlético Osasuna, donde las cosas no salieron todo lo bien que esperaba.

«Era el momento, mi ciclo había acabado en el Sevilla Atlético. Me llamó Braulio Vázquez y empezamos el proyecto en Osasuna. Empezamos muy bien en la primera vuelta, no conseguimos meternos en el play off y fue un año de mucho aprendizaje. Fue un paso en mi carrera que me ha aportado muchísimo. Es un sitio, que si bien no conseguimos los objetivos deportivos, fue muy enriquecedor» argumenta Diego Martínez en la charla de la RFAF.
Su fichaje por el Granada, a la hora de despedirse del Osasuna
Solo una hora estuvo sin equipo Diego. «De mi cese tengo un buen recuerdo por la rueda de prensa de Braulio Vázquez, con sus palabras hacia mí y mi futuro profesional que fueron premonitorias. Que hablen así de ti en un cese, es de las cosas más bonitas que me han pasado en el fútbol. A la hora, me suena el teléfono y me preguntan que si estaría interesado en ir a Granada. Primero me salió el que sí, pero cuando se lo digo a mi mujer…»
Al llegar a Granada se reúne con Antonio Cordón que le comenta que «habían mandado a una persona a Pamplona para ver mi metodología del trabajo. Por eso es importante hacerlo lo mejor posible cada día. El trabajo solo está por detrás del éxito en el diccionario decía Monchi». Se encontró una situación complicada tras no conseguirse el ascenso porque «no pudimos quedarnos con determinados jugadores porque económicamente no podíamos soportarlo. El club quería tener patrimonio pero no tener cedidos. Yo creía mucho en esas cesiones (Martínez, Pozo, San Emeterio) porque conocía a las personas y sus perfiles encajaban bien. El Granada no era un candidato al ascenso, eso era un sueño«.
Sin embargo, Diego Martínez encontró un vestuario repleto de «líderes como Germán, Víctor Díaz, Montoro… y esa mezcla con jugadores jóvenes como Rui Silva que era una incógnita, Puertas al que queríamos impulsar, como Vadillo que venía de un año muy bueno en Huesca colectivamente pero no individualmente, hicieron que fuéramos el equipo más regular». Y el técnico del ascenso añade que «la frustración y la decepción del año anterior fue una palanca para impulsarnos a hacer la temporada que hicimos».
El preparador gallego tiene un año más de contrato en la entidad andaluza. Preguntado por si estará mucho tiempo en Granada, reconocía que «un entrenador nunca puede decir que va para largo. Yo estoy muy feliz en Granada. Están siendo dos años extraordinarios, muy por encima de cualquier expectativa. Intento vivir el presente y nos sentimos muy queridos. Pero somos entrenadores y sabemos que el fútbol es presente y como nunca he pensado más allá, no lo voy a hacer ahora. Tengo contrato el año que viene. Hay que intentar que vuelva la competición y disfrutar al máximo los 11 partidos. La huella del Granada como club y ciudad, es muy profunda y va a estar siempre ahí, independientemente de los resultados deportivos».
«Quien diga que nuestro objetivo era estar en mitad de tabla, miente»
Diego Martínez
Diego Martínez volvió a recordar que «el objetivo no lo hemos conseguido todavía, era y es la permanencia y estamos cerca. Somos el segundo presupuesto más bajo y ha sido un verano movidito, con la sanción por el tema de Adrián Ramos. Quien diga que nuestro objetivo era estar en mitad de tabla, miente. Ojalá que en la última jornada se pueda estar en Primera. No somos el Betis, el Sevilla o la Real Sociedad, somos lo que somos, y tenemos que sentirnos muy orgullosos de estar donde estamos y saber que permanecer en Primera división es un gran éxito. Quedan 33 puntos y vamos a por los 33 igual que hacíamos al principio de temporada. Nos ha ido bien así y no lo vamos a cambiar».
La Copa del Rey, un sueño
Y no podía faltar la pregunta por la semifinal de Copa del Rey. Diego Martínez reconoce que «un error puntual nos costó un gol en contra, cuando nos desborda Yuri al que habíamos tenido muy controlado durante el partido. Habíamos preparado cosas ante Osasuna con Estupiñán que es similar a Yuri. En ese matiz puntual encajas. La pena es que hubo acciones para hacer el 3-1, pero cuando un equipo lo da todo hay que aceptarlo, esto es fútbol. Estar en la final era nuestro sueño, pero qué le vas a decir a mi equipo que jugó a ese nivel. Enhorabuena y gracias porque no cambio ni un momento de los vividos. La ciudad se volvió loca, los días previos, el recibimiento, son tantas cosas positivas. El equipo se lo merecía. Lamentablemente no pudo ser. Por eso es tan difícil ganar un título, porque se tienen que dar muchas cosas.
De la afición solo tiene palabras de agradecimiento porque «es una afición curtida en la adversidad. Llenar el estadio en una semifinal no es fácil pero no es lo más difícil. Lo difícil es el aplauso ante el Lugo con 4.000 personas en la jornada 2 ó 3. Es estar en la cabalgata de reyes y que se acerque un hombre mayor con su nieto para darme las gracias, y decirme que le daba igual no ascender porque disfrutaba del equipo. Cuando llegue la adversidad, la afición del Granada estará más fuerte que nunca».